“Mi reconocimiento a todos los sectores involucrados en motorizar este objetivo que cambió la vida a cientos de personas”, afirmó el Mandatario Comunal sobre una construcción que “parecía imposible cuando recorríamos aquel canal a cielo abierto; al desbordarse por las lluvias, ocasionaba lamentables pérdidas a cada frentista, riesgos sanitarios y ambientales”.

El Alcalde ponderó “el compromiso de Gabriel, su gestión impecable, ocupado personalmente por los detalles en esta intervención, pero también en todos los propósitos que nos fijamos”. Anheló “continuar con esta articulación para alcanzar más metas”.

Con fondos federales y municipales, instalaron un nuevo parque lumínico LED, rampas, forestación, equipamiento, un playón deportivo, juegos infantiles, entre otros elementos pensados para la reorganización del espacio público.

Por otro lado, previeron la pavimentación en cinco cuadras: dos en Parillo, entre Contreras y Alem -ambos márgenes-, otras dos en Batalla de Ituzaingó, entre Almafuerte y Constitución más una en Parravicini, entre Senzabello y Esposos Curie.

El integrante en el gabinete presidencial instó a “tener una sola bandera, una sola consigna: el amor por nuestra Patria y Florencio Varela”. Describió al titular en el Ejecutivo local como “un Intendente de lujo, un hombre de bien, humilde, con una vocación de servicio hacia su gente”.

Destacó la tangibilidad en la canalización del afluente como la urbanización. “No lo tuvimos que contar, lo pudieron ver concretado acá”, sentenció Katopodis quien recordó la evolución de “un zanjón a una calle”. Llamó a “construir un país solidario, con más escuelas, Estado, salud, vivienda”.

Estuvieron presentes funcionarios y funcionarias tanto nacionales como comunales, instituciones, representantes junto a estudiantes de la Técnica N°2 quienes participaron en forma activa de la planificación para la región.

Un antes y un después

Era mucha la algarabía. Las y los peatones comenzaban a adecuarse a un nuevo escenario. Los recuerdos no tardaron en llegar para comparar la antigua realidad con un presente optimista.

Jimena rememoró: “En verano, había malos olores, muchos insectos y roedores por doquier. Las inundaciones fueron horribles. Mis suegros, quienes eligieron este lugar para vivir durante los últimos 30 años, la pasaron muy mal. Sobre todo por las promesas que les habían hecho”.

“Maravilloso, increíble”, definió la mujer sobre las obras finalizadas “fundamentales para el tiempo libre de los chicos y las chicas, incluso para las escuelas técnicas a quienes tuvieron en cuenta al momento de diseñar el proyecto”.

Ana, comerciante de la zona, vio en el barrio “una revolución”. En su caso, le despertó “ambiciones e ideas para acompañar este crecimiento”. Pensó en “adaptarnos a la novedad, fue una transformación rotunda, sobre todo cuando estábamos acostumbrados a la zanja”.