“Si bien el trabajo de concientización es durante todo el año, lo fortificamos con el aumento de las temperaturas. En un clima que invita a sumergirse al agua, recordamos a la población la peligrosidad de los mismos”, detalla el subsecretario de Gestión y Articulación Territorial Ambiental -Jorge Flores-.

“Impulsamos talleres en instituciones y colonias de vacaciones, donde charlamos con los niños y las niñas sobre los riesgos de su uso con fines recreativos. Ponemos especial atención en las infancias para explicarles que, a pesar de sus características, al meterse o intentar nadar pueden perder la vida”, agrega.

“Ejecutamos una labor territorial, casa por casa, con folletería y difusión del tema. En especial, en las inmediaciones de la cava ubicada en Villa Hudson”, remarca. “Por otra parte, colocamos cartelería en la zona. Es una tarea articulada con las áreas de Defensa Civil y Guardia Comunal”, aclara.

Además de encontrarse en predios privados, la prohibición del acceso a las tosqueras tiene que ver con que, a pesar de tener aspecto de laguna calma, son verdaderas trampas mortales.

Con cambios abruptos en su nivel, tienen un suelo arcilloso que dificulta hacer pie. Sin un fondo firme, sus bordes resultan resbaladizos e imposibles de sostener pesos como los de una persona. En sus puntos más profundos no solo presentan corrientes horizontales propios de la napa, sino también peligrosos remolinos (movimiento vertical de la masa hídrica) generados en las diferencias térmicas.